Aún tengo la piel de gallina, de la emoción que sentí durante toda la boda de Patricia y Carolina. Su boda fue la mezcla perfecta de emoción y diversión, de lágrimas de risa y lágrimas de emoción. Su boda fue emotiva y desfasante a partes iguales. Loca y ordenada a la vez. Cada detalle hecho a mano por ellas mismas, trabajado día a día durante meses.
Una boda, sencillamente genial.